Nunca chegaste e no entanto todos os dias espero que partas. Todos os dias me despeço. Todos os dias aguardo. Todos os dias me habituo à tua ausência. Todos os dias lhe digo, a ela, que te conserve.
É extenuante viver o que não existe.
Era perfectamente natural que te acordaras de él a la hora de las nostalgias, cuando uno se deja corromper por esas ausencias que llamamos recuerdos y hay que remendar con palabras y con imágenes tanto hueco insaciable. Julio Cortázar